La Naturaleza es Vida. Los árboles forman parte de esta vida de forma muy activa.
Los árboles de la misma especie son comunales y, a menudo, forman alianzas con árboles de otras especies. Los árboles del bosque han evolucionado para vivir en relaciones cooperativas e interdependientes, mantenidas por la comunicación y una inteligencia colectiva similar a una colonia de insectos. Estas altísimas columnas de madera viva atraen la atención hacia sus copas extendidas, pero la verdadera acción tiene lugar bajo tierra, a solo unos centímetros por debajo de nuestros pies.
Peter Wohlleben, un silvicultor y autor alemán, autor de estudios sobre los bosques, tiene una rara comprensión de la vida interior de los árboles y es capaz de describirla en un lenguaje evocador y accesible. Gran parte de su conocimiento y observación lo trasladó en su celebre libro, La vida secreta de los árboles, convertido en un best seller en poco tiempo.
Peter Wohlleben pasó gran parte de su vida como guardia forestal en Alemania, en Eifuel. Durante estos años de largos paseos entre bosques silenciosos pero llenos de vida, Peter comprendió la vida sutil de un árbol y como se comunica con su entorno. Gracias al estudio y reflexión de Peter Wohlleben, podemos comprender un poco mas sobre este conocimiento ancestral que nunca deberíamos haber olvidado.
Peter Wohlleben observó que en los bosques existe un lenguaje entre los árboles. Los árboles utilizan sus raíces para emitir señales eléctricas que se propagan entre ellos. El estudio publicado en su libro afirma que cada árbol de cualquier especie tiene su propio carácter, una manera de comportarse individual y propia de cada árbol. Especialmente significativo es lo que denomina el sufrimiento de los “niños de la calle” los árboles que se colocan en avenidas y parques, con pocas raíces y que sufren el calor de las ciudades y los ataques de insectos sin el apoyo de su familia para defenderse.
Recientes estudios muestran además la simbiosis que forman con los hongos denominados micorrizas, que forman una red subterránea que conecta las raíces de las diferentes plantas con los árboles, lo que les permite compartir recursos y comunicarse entre sí. Los árboles pueden utilizar esta red de hongos para enviar señales químicas y eléctricas a otros árboles cercanos.
Por ejemplo, cuando un árbol está bajo ataque de un insecto o un patógeno, puede enviar señales a través de las micorrizas para alertar a otros árboles de la amenaza. Estos árboles, a su vez, pueden aumentar su producción de compuestos químicos defensivos para protegerse a sí mismos y a os árboles cercanos. Esta forma de comunicación entre árboles a través de las micorrizas se conoce como «comunicación de señales de árbol a árbol» o «Wood Wide Web» en inglés. Se ha demostrado que esta comunicación mejora la supervivencia y el crecimiento de los árboles en los bosques, y también puede tener implicaciones importantes para la gestión forestal y la conservación de los ecosistemas forestales.
Esta forma de comunicación entre árboles a través de las micorrizas se conoce como «comunicación de señales de árbol a árbol» o «Wood Wide Web» en inglés
Considerar a los árboles como seres vivos que forman parte del complejo entramado de la vida en la tierra significa apreciarlos y respetarlos, no por la utilidad que puedan ofrecernos, sino simplemente porque son parte de nuestro propio ecosistema, y por tanto imprescindibles.
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